"...mejor, pues, que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época." J. Lacan.

Función paterna y feminidad: La família "Aún"

Por el título del seminario, por los significantes que recoge, es fácil adivinar que se trata de un recorrido de principio a fin por la obra de Sigmund Freud y Jacques Lacan.

Por lo que corresponde a Freud, la preocupación por la figura paterna, surge en los escritos de Freud a raíz de la muerte de su padre, y está presente a lo largo de su obra; un segundo tema sería el de la sexualidad causa central en la etiologia de las neurosis. También de la histeria, preocupación en los primeros momentos, pasa a la preocupación por la feminidad, tema de su conferencia XXXIII de 1932. Por la parte de obra lacaniana, "La familia" es uno de los primeros escritos de Jaques Lacan, recorrido que vendrá a  concluir con uno de sus últimos seminarios, el seminario XX, así como su intervención en Televisión y en su texto "L'étourdit" en ellos abrirá una nueva dimensión sobre la sexualidad y la posición femenina.

Descifrada una de las primeras claves con relación al contenido, otra correspondería al por qué del tema, es decir a la motivación. Muy a menudo algo de las preguntas que surgen en el desarrollo de un programa, en un curso, es decir una falta, provoca en la dinámica de esa metonimia del deseo, una elaboración de un nuevo programa. A esto responde el lema, o título, y en consecuencia el proyecto de seminario de formación para este año. Hay que decir que afortunadamente en esta revisión permanente la participación ha estado nutrida, pero en concreto merece destacar la de los miembros del practicum del curso 2002-2003, que con el fruto de su trabajo y sus críticas nos reafirman en esta línea de trabajo.

Así pues, como en ediciones anteriores nos proponemos en este seminario trazar en un doble recorrido, clínico y teórico, alrededor de cuestiones que se plantean en la clínica y buscando su correlato en los textos de Freud y Lacan. Se trata de buscar las respuestas a los interrogantes que la contemporaneidad de clínica plantea, en este caso el de las familias contemporáneas, y consecuentemente en el ejercicio de la función paterna y su relación con la feminidad.

El psicoanálisis, desde la clínica siempre del uno por uno, permite aportar algo,  y que tiene que ver con las preguntas que llegan desde la clínica. Pero aun así estamos volviendo a Freud, a alguien que a lo largo de su vida prestó suma atención a lo que escuchaba de sus pacientes. Así lo cuenta en 1910: "Los tratamientos psicoanalíticos nos ofrecen frecuente ocasión de acopiar datos sobre la vida erótica de los enfermos neuróticos".

Ahora, en los inicios del siglo XXI, asistimos al agotamiento del concepto de familia que se tenía en el siglo pasado y el anterior; entendida entondes la familia como aquella célula primaria en lo social, más o menos identificada con las formas de vida de la burguesía. Como consecuencia de estos cambios decaen algunas de las funciones básicas que en ella se ejercían, como la paternidad y maternidad. Entre las causas, sin duda, merecede que se destaque la importancia que el progreso de la ciencia ha tenido en esta situación, no solo por los cambios que conlleva en el orden social y económico, sino porque en la medida que el discurso de la ciencia marca a los sujetos e incide en sus condiciones de deseo, amor y goce, es por ello que interesa al psicoanálisis.

Lacan en su seminario de la psicosis nos presenta esos efectos en el caso de un paciente histérico que por primera vez ha de hacerse una radiografía en años posteriores a la primera guerra mundial; pues bien ese sujeto confrontado al discurso de la ciencia, de aquel momento, sale del médico con una fantasía de embarazo. Uno de los productos del discurso le había marcado.

En nuestros días otras marcas podemos comprobar en los sujetos en el campo de la sexualidad, de la familia, de las relaciones personales, que es lo que vamos a abordar. Son marcas que afectan a la maternidad y a lo que Lacan definía como el Nombre del Padre. Pensemos en todo aquello que afecta a la producción de la especie, cada vez más en manos de la ciencia médica. Pero además desde esa ciencia medica se persigue una especie de armonia sexual, y así no solo por la revolución sexual de los sesenta se ha extendido una especie de derecho generalizado al orgasmo, sino desde una rama de esa ciencia médica la sexología, también una rama de la medicina, se persigue algo que para el psicoanálisis no existe, y que sin duda no solo marca sino que produce síntomas.

El padre desde el psicoanálisis es sobre todo una función, la de la paternidad. Una función que debe permitir su reproducción, paro lo cual exige situarse en unas condiciones de goce y deseo, que hagan posible el establecimiento de la ley primordial, de la que hablan Freud y Lacan, y que permite la inscripción del sujeto en un universo simbólico.

En la actualidad se habla de la caída del Nombre del Padre. Es ésta una formulación en exceso condensada que pretende dar cuenta de la relación a la ley, a esa ley estructurante para el sujeto. Esa caída es algo que podemos concluir de una gran variedad de malestares relacionados con aquello que de la problemática familiar aparece en los malestares subjetivos en la clínica.

Pero ¿Qué es el nombre del Padre? ¿Qué son los nombres del Padre?. Desde la lectura de los textos lacanianos el nombre del Padre es el significante de la función paterna. Lacan, pasa a lo largo de su enseñanza de hablar de nombre del Padre a hablar de los nombres del Padre; y aquí para señalar a la mujer como uno de los nombres del Padre.

El ser-hablante, es un ser sexuado, nace de la unión de óvulo y espermatozoide, con apoyo tecnológico o no, y necesita recibir los cuidados de alguien en sus primeros momentos de la vida fuera del seno materno. Podemos afirmar, por ello, que ese ser-hablante es fruto de un deseo en el que queda inscrito, incluso antes de nacer. Por ello Lacan habla de inscripción simbólica. Progenitores biológicos o cuidadores, pueden ser las mismas personas, pero siempre en esos primeros cuidados debería operar un deseo, de al menos uno.

Para explicar los avatares, de esos primeros momentos de vida, Freud construyó el mito de Edipo. Crisol de las relaciones, de las ataduras, de los límites, que condicionaran la existencia y la trayectoria de cada sujeto. Jacques Lacan desde la lectura freudiana elabora dos operadores fundamentales para comprender lo que hay puesto en juego desde en un primer momento en la existencia de un sujeto. Esos dos operadores son la metáfora paterna y un segundo, que actúa en su desenlace impidiendo la posibilidad del estrago materno, el nombre del padre.

En esta dialéctica está en juego el futuro del sujeto infantil, algo de su estructura queda constituido, de acuerdo con el lugar que  ocupe en el deseo de sus padres: síntoma, objeto o falo. Pero también algo de su relación al deseo y al goce, es decir de sus opciones amorosas, porque será en esos primeros momentos de vida en el que se inscriben en el inconsciente las huellas de esas primeras experiencias de goce, y a través de la demanda, o las demandas de cuidados, se puede permitir hacer surgir el deseo.

Autor: Amparo Ortega Silvestre, Miquel Ángel Fabra - 02/10/2003